Ciudad de México.- Los daños causados por el huracán “Otis” en Acapulco modificaron la estructura, estrategia y fuentes de ingreso de los grupos delictivos, que ahora buscan sacar el mejor provecho de la crisis y tomar control de nuevos mercados ilícitos, según un estudio de la consultoría Grupo BlackIND.

El diagnóstico, presentado este lunes, alerta que las bandas criminales también buscarán capitalizar los espacios que la autoridad no sea capaz de cubrir, por lo que plantea la necesidad de cambiar la estrategia anticrimen en el puerto.

“Las autoridades federales, estatales y municipales no han realizado un diagnóstico serio de la crisis en Acapulco”, critica el informe expuesto por el director de estrategia de la consultoría, el ex mando de la Policía Federal, Facundo Rosas.

“La llegada de recursos económicos y apoyos en especie para la reconstrucción del puerto abre la posibilidad de que los grupos delictivos aumenten su poder y control. Es necesario un cambio de estrategia de seguridad para abordar la crisis en Acapulco”.

El análisis de la consultoría refiere que los grupos delictivos buscarán tomar el control de “mercados” como la extorsión, el cobro de piso, la distribución de materiales para construcción, energéticos, abarrotes, agua, transporte público, empeño y chatarra.

“El ajuste en la estrategia es más que necesario, pero que sea integral, por sí solo el Gobierno tendrá dificultades, será necesario que se incluya a la sociedad civil, a los empresarios”, expuso Rosas durante la presentación del informe.

El excomisionado de la PF, señalado por el actual Gobierno federal en la trama que involucra a Genaro García Luna, consideró que la Guardia Nacional debe reforzar su presencia en Acapulco no sólo con patrullajes, sino también con capacidades de análisis e investigación.

“Las empresas de seguridad privada y ciberseguridad pueden coadyuvar a la autoridad en tareas de vigilancia física y cibernética de infraestructura crítica, así como en el diseño y operación de Centros de Inteligencia Corporativa”, agrega.

En su análisis, la consultoría concluyó que, por su vocación turística, Acapulco ha sido históricamente base de operaciones para grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas y delitos conexos.

Mientras en 2009, observa, operaban cuatro cárteles en el puerto, el de los Beltrán Leyva, los Zetas, el de Sinaloa y el de Juárez, ahora tienen presencia 13 organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación, el del Sur, Gente Nueva, Guerreros Unidos y La Familia, entre otros.

“Las actividades delictivas de los grupos criminales han evolucionado desde la simple venta de drogas hasta el cobro de derecho de piso y el control territorial. Estas actividades no serían posibles sin la colaboración de algunos servidores públicos”, se establece en el documento.

“Las autoridades han sido incapaces de contrarrestarla presencia de los grupos delictivos debido a su falta de coordinación y la dificultad para incorporar a la sociedad civil”.

Critican respuesta del Gobierno

Los activistas María Elena Morena, de Causa en Común, y Francisco Rivas, del Observatorio Nacional Ciudadano, criticaron la respuesta del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ante el desastre en Acapulco.

Mientras Morera afirmó que la respuesta fue tardía y se gestionó “muy mal” la declaratoria de desastre, Rivas aseguró que la situación que enfrenta el puerto es ejemplo de lo mal que está el país y “desnuda” las carencias gubernamentales.

“Es importante que no dejemos de hablar de Acapulco, el Gobierno se ha negado a reconocer lo que fue un desastre histórico y al no asumirlo, lo que sucede es que (busca) pasar la página e invisibilizar a los miles de afectados”, mencionó Morera.

“¿Quiénes entonces serán los principales beneficiarios de este desastre? Pues muy posiblemente será el crimen organizado, porque hay dinero en efectivo y porque en Guerrero desde la industria de la construcción hasta las tortillerías pagan derecho de piso”.

Rivas resaltó que la situación en Guerrero es crítica no sólo porque desnudó con claridad que no hay instituciones que protejan a los ciudadanos, sino también porque se corre el riesgo de que la delincuencia llene los huecos de autoridad.

“Acapulco es el ejemplo de lo mal que está el País, de la destrucción que se ha llevado a cabo y que esa destrucción nos puede alcanzar a cada uno de nosotros. Ese es el problema de un país donde no hay instituciones, no hay estrategia, no hay voluntad y donde la corrupción nos está ahorcando”, sentenció Rivas.