Los paseos a caballo, la tradicional sopa de hongos y las quesadillas emblemáticas de la Marquesa han quedado en el olvido.

Desde hace más de un mes, negociantes aseguran que una de las zonas más emblemáticas de la gastronomía y de recreación en el estado de México, luce desierta ante la falta de visitantes.

El Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, cerró sus puertas, ante la pandemia de COVID-19, lo que ha dejado sin ingresos a miles de familias que vivían del turismo.

Por ahora, los negocios de comida y parques se encuentran cerrados, en espera de que las autoridades les den luz verde para reabrir sus negocios.