En poco tiempo, las cápsulas de Turismo en un Click 3.0 se han posicionado como favoritas del público cibernauta que sigue las actividades que ofrece la Secretaría de Cultura y Turismo de manera virtual por redes sociales.
Turismo Virtual es la sección en la que cada semana se presentan las riquezas naturales, gastronómicas, culturales, históricas, artesanales y turísticas de la entidad; en esta ocasión se invitó a conocer el Acueducto del Padre Tembleque, magna obra de ingeniería hidráulica del siglo XVI.
Se extiende por los municipios de Nopaltepec, Axapusco y Otumba, en el Estado de México, colindando con los municipios Tepeaculco y Zempoala, del estado de Hidalgo, y el principal objetivo de su creación fue llevar agua a las comunidades indígenas que no tenían acceso a este vital líquido.
Su construcción inició en 1553 y está conformado por 68 arcos que sobresalen a la vista de los visitantes. Se estima que 40 comunidades indígenas trabajaron durante 17 años en su construcción; aportaron 400 canteros, ayudantes, albañiles, peones y carpinteros para elevar esta imponente obra de 78.22 kilómetros lineales.
Considerada una de las obras hidráulicas más importantes de América Latina en tiempos del Virreinato, este complejo posee una elevación de 39.65 metros en su arquería principal, no alcanzada previamente en sistemas hidráulicos europeos de arquerías en un solo nivel.
Su arcada mayor se levantó en su totalidad con un sistema novedoso para su época, sustituyendo la cimbra de madera por la de adobe, lo que demuestra la audaz integración de saberes constructivos indígenas en su construcción.
Además, tiene dos peculiaridades: la primera, es que es conocida por la arquería, sin embargo, el 95 por ciento es subterráneo con una profundidad que va desde unos cuantos centímetros hasta los dos metros. Y la segunda, son los glifos de la arquería mayor que consisten en representaciones religiosas y militares de tipo prehispánico realizados por los constructores.
Los grabados indígenas se pueden apreciar sobre las arquerías de Tecajete y Tepayualco, con símbolos como el chimalli (escudo), calli (casa), pantli (bandera) y acatl (caña), que dejaron huella de la maestría y especialización de trabajos de cantería.
El evangelizador Fray Francisco de Tembleque fue quien encabezó tan importante proyecto, razón por la que lleva su nombre y es reconocido como una obra maestra que representa la unión de la experiencia en construcción con cimbras de adobe de las culturas mesoamericanas, con los conocimientos de la civilización europea, motivos por la que fue inscrita en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2015.