Veintiún muertos, más de 800 infectados, once municipios aislados, eventos culturales y deportivos suspendidos, cancelaciones masivas en hoteles y vuelos, desplome bursátil de un 11 %, estas son algunas de las consecuencias de la primera semana del COVID-19 en Italia.

Si bien es cierto que los dos primeros casos de coronavirus se detectaron en Italia a finales de enero, cuando dos turistas chinos -que ya se han curado- dieron positivo y fueron ingresados en un hospital de Roma, la emergencia por el coronavirus se ha producido en el país en la última semana.

El 21 de febrero las autoridades italianas detectaron los primeros dieciséis casos en las regiones de Lombardía y Véneto, y a partir de entonces no han dejado de crecer hasta alcanzar la cifra de los 821 pacientes contagiados.

El pánico se apoderó en un primer momento de Italia, pero a mitad de semana las autoridades cambiaron su discurso e intentaron transmitir tranquilidad y confianza, tras asumir que el varapalo económico puede ser durísimo para la tercera economía del euro, que ahora corre el riesgo de entrar en recesión.

A medida que los casos en Italia iban subiendo también otros países europeos informaban de nuevos casos y la incertidumbre se iba adueñando de los mercados, que han vivido su peor semana bursátil desde la crisis de 2008.

La Bolsa de Milán también se ha resentido y si bien cerraba el 24 de febrero con una caída del 5,43 %, la peor sesión desde 2016, su hundimiento acumulado en cinco días ha sido de casi el 11 %.

Italia es incapaz de dar con el ‘paciente cero’
Italia ha sido incapaz de dar con el llamado “paciente cero”, pero sí ha detectado al “paciente uno”, un hombre de 38 años que nunca había estado en China y que vivía en Codogno, una localidad de poco más de 15.000 habitantes y situada a unos 60 kilómetros de Milán.

Pocas horas bastaron a las autoridades italianas para comprender que este hombre no era un caso aislado, sino que el virus ya se había extendido a otros once municipios, diez de la región de Lombardía y uno del Véneto, que han sido considerados la “zona roja”. A última hora del 21 de febrero se produjo la primera muerte, un hombre de 78 años.

El Gobierno italiano prohibió de inmediato la entrada y salida de estos once municipios, se cancelaron eventos, como el Carnaval de Venecia, y también algunos partidos del campeonato liguero italiano, mientras que Protección Civil iba acrecentando las cifras de infectados en cada comparecencia ante los medios.

La psicosis se apoderó en un primer momento del país, el Ejército italiano se desplazó a la “zona roja” para impedir el acceso y de forma paralela otros países europeos comenzaron a mostrar su miedo, como Francia, donde la ultraderechista Marine Le Pen pidió el domingo controles fronterizos; o Austria, que suspendió todo el tráfico ferroviario con Italia tras conocer dos casos sospechosos de coronavirus en un tren procedente de Venecia.

Un lunes negro, tras un fin de semana de caos
Tras un fin de semana de caos, la Bolsa de Milán abrió el lunes con fuertes caídas y los empresarios del norte del país, la zona más rica y productiva de Italia, pidieron medidas urgentes al Ejecutivo de Giuseppe Conte para mitigar el daño económico que el coronavirus va a causar, ya que Lombardía y Véneto representan un tercio del producto interior bruto (PIB) italiano.

Algunas empresas como los bancos Intesa Sanpaolo y UniCredit, las petroleras Eni y Saipem, o el grupo audiovisual Mediaset apostaron por el teletrabajo para sus empleados y otras como Armani decidieron cerrar sus fábricas del norte durante una semana.

Centenares de contagiados en Italia y el virus se extiende a Europa
El 26 de febrero, solo cinco días después de que se detectaran los primeros casos, Italia tiene ya 400 contagiados, mientras países como Francia o España empiezan a informar de sus primeros pacientes infectados y el virus se va extendiendo por Europa.

Las cancelaciones masivas en hoteles de Italia superan el 60 % en algunas ciudades, un castigo notable para el turismo, que es responsable del 13 % del PIB italiano, y algunas aerolíneas se ven obligadas a volar al país con aviones medio vacíos.

El jueves 27 los infectados en Italia suben a 650 y el viernes 28 hasta los 821. Ese día, la aerolínea británica de bajo coste easyJet informa de que suspenderá vuelos a Italia por la baja demanda, mientras que Alitalia se ve obligada a interrumpir 38 rutas nacionales e internacionales e Iberia y Vueling reorganizan la capacidad de sus vuelos hacia el país.