Jerusalén.— La gente que llegó al Festival Nova, la mayoría jóvenes, estaban listos para una fiesta de música y baile que duraría toda la noche, en celebración de la festividad judía de Sukkot.

Había cientos de personas reunidas, no sólo de Israel, sino de México, Colombia y otros países. Pero una lluvia de balas convirtió la fiesta en un baño de sangre del que muchos no lograron salir.

Gili Yoskovich es una de las afortunadas. En diálogo con la cadena británica BBC, contó que eran las primeras horas del sábado cuando hombres armados comenzaron a disparar. “Estaban por todas partes, con armas automáticas”, narró. Eran militantes de la organización islamista Hamas y el festival se convirtió en uno de sus blancos.

De acuerdo con el grupo de voluntarios ZAKA, dedicado a recuperar restos humanos después de los constantes ataques en la región, al menos 260 personas perdieron la vida y fueron localizadas en el área del desierto próxima a la Franja de Gaza donde se realizaba el festival.

Yoskovich subió a su auto y manejó unos kilómetros, hasta que los hombres de Hamas comenzaron a dispararle. Bajó del vehículo y corrió por su vida. Se refugió en una zona rodeada de árboles. “Los atacantes iban de árbol en árbol y disparaban. Por todas partes. Vi gente muriendo por todas partes”.

En shock, Yoskovich ni siquiera pudo llorar. “Respiraba, diciendo: ‘Está bien, voy a morir. Está bien, solo respira, cierra los ojos’, porque estaban disparando por todas partes, estaban muy cerca de mí”.

En el mismo festival se encontraban la tatuadora israelí-alemana Shani Louk y su pareja, el mexicano Orión Hernández. Louk fue capturada por Hamas, que la exhibió semidesnuda, golpeada, como un “trofeo de guerra”.

Un video que se volvió viral permitió a su familia identificarla, gracias a sus tatuajes.

En la grabación, un hombre, armado con una granada propulsada por cohete, tiene la pierna sobre la cintura de ella, que está completamente inmóvil; el otro sostiene un mechón de sus rastas. “Allahu Akbar”, vitorean, que significa “Dios es grande” en árabe.

A pesar de las versiones de que la joven es una de las víctimas fatales, la familia tiene la esperanza de encontrarla con vida. De Hernández no se tiene noticia alguna.

La pesadilla duró al menos tres horas, recuerda Yokovich. Ella decidió tumbarse en el suelo y quedarse totalmente quieta. “Sólo pensaba en mis hijos, en mis amigos, en todo, y decía que no era el momento de morir para mí, aún no”. Poco después, vio a unos cinco o seis soldados israelíes, y supo que estaba a salvo.

Igual que Louk, Noa Argamani, una estudiante de 25 años, fue capturada por miembros de Hamas, que se la llevaron en una moto. El video de su secuestro también se volvió viral. “¡No me maten!”, se le oye exlamar, antes de desaparecer. Con ella se llevaron a su novio, Avinatan Or. Yaakov Argamani padre de la joven, la identificó gracias al video. “Estaba tan asustada, tan aterrada. Siempre la protegí, y en ese mismo momento no pude. Rezo para que todos regresen”, dijo entre lágrimas. Familiares de los asistentes al festival compartían ayer la desesperación de no saber de los suyos, mientras esperaban un rayo de esperanza. Con información de agencias y La Nación/GDA