Tras detallar que en las últimas 24 horas se registraron 95 homicidios por enfrentamientos, y “entre 10 y 12 por ciento fueron mujeres”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, reiteró su respeto a las protestas de las feministas y aunque insistió en su llamado a que no haya manifestaciones violentas, remarcó que en su gobierno está “prohibido prohibir… vamos a respetar todas las manifestaciones, no vamos a impedir la libre manifestación de las ideas”. Ante la inconformidad social, no habrá “razzias” ni mano dura. “Eso no funcionó, estamos atendiendo las causas y garantizando las manifestaciones de protesta en contra del gobierno, garantizando el derecho a disentir”, remarcó el Jefe del Ejecutivo.

“Nos pueden decir gobierno blandengue, pero que cada quien asuma su responsabilidad. Fui opositor, nunca acudimos a la violencia; nuestro movimiento siempre fue pacifico, porque el que actúa con violencia no tiene apoyo ciudadano”, ahondó López Obrador al argumentar su exhorto a la protesta pacífica.

“No es por antonomasia, sino por la historia, que los conservadores siempre han sido machistas”, remarcó López Obrador al considerar que es evidente que en el conservadurismo “ahora hasta son feministas” y afirmar que en las protestas feministas se han infiltrado sus “adversarios”.

“Hay como una especie de amnesia porque hasta ahora se está descubriendo que se abusa de las mujeres, que hay estos crímenes que deben ser enfrentados”, pero, “así como existe un movimiento legítimo en contra de los feminicidios, hay oportunismo y lo aprovechan para perjudicarnos”, remarcó López Obrador.

El primer mandatario reiteró que su administración atiende la inseguridad y la violencia y se cuida a la población en general de manera integral porque “no queremos violencia; no queremos que haya asesinatos, ni violaciones a derechos humanos”. Su administración busca mejorar las condiciones de vida, de trabajo y moralizar al país pero no actuará con espectacularidad y se apegará al plan de desarrollo. No se darán “bandazos” ni se crearán leyes más severas para aplicar medidas coercitivas, apuntó.

“Está demostrado que si no atendemos al pueblo, si seguimos como se hacía antes, saqueando robando, con qué autoridad vamos a decirle a la gente que cambie. Sería un doble discurso”, finalizó el primer mandatario mexicano.