Las últimas cifras señalan el tamaño del reto: actualmente, México tiene sólo el 5 por ciento de su área marina completamente protegida y cerca del 22.5 por ciento con algún tipo de protección.
Un porcentaje combinado que delinea el trayecto urgente que el país necesita recorrer para lograr la meta, concertada con la ONU, de proteger el 30 por ciento de los océanos del mundo para el 2030.
A partir de este panorama, la tarde del jueves se llevó a cabo el foro de discusión y análisis Un día por los mares. Consolidando la Agenda 30×30 en México y América Latina, en el Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental.
Esta iniciativa, que se lleva a cabo por segunda ocasión, busca, por un lado, sensibilizar al público en general sobre la importancia de la protección marina, pero también encontrar soluciones y propuestas concretas para los gobiernos y sectores productivos.
Así, a partir de lo dispuesto en la Convención para la Diversidad Biológica, acuerdo de la ONU firmado por México en diciembre de 2022, científicos y especialistas discutieron sobre los pasos a seguir.
“Nos fijamos esa meta hace unos dos años, o al menos los países firmaron este acuerdo, y la pregunta es: ¿qué estamos haciendo para monitorear cómo vamos?”, introdujo Octavio Aburto, ecólogo marino y fotógrafo del Instituto Scripps de Oceanografía, centro de la Universidad de California en San Diego (UCSD) que organizó el evento.
Moderador del primer panel, el investigador recordó que la situación es especialmente urgente si se piensa que la meta del 2020, del 10 por ciento de protección marina total, fue incumplida tanto en México como internacionalmente.
El primer caso de análisis de la jornada fue expuesto por Oscar Ramírez Flores, biólogo consultor del Banco Mundial, como parte de la iniciativa PROBLUE, que habló sobre una figura de protección conocida como “Otras Medidas Efectivas de Conservación Basadas en Áreas” (OMEC).
Esta figura fue descrita por el especialista como un “unicornio”, puesto que realmente no se usa en el país para proteger los mares, al ser un concepto nuevo que debería operar paralelamente a las áreas naturales protegidas.
Un estudio realizado por Ramírez reveló que, al tomar en cuenta las medidas actuales de protección de áreas marinas en México, prácticamente ninguna es susceptible de ser considerada una OMEC.
“Una de las cuestiones que las OMEC promueven y que el Banco Mundial identifica, es que la conservación es una responsabilidad de todos y es un tema que debe ser transversal, donde todos los sectores deben de estar poniendo de su parte”, expuso.
Por otro lado, el ecólogo Fabio Favoretto, especialista en ciencia de datos del Instituto Scripps de Oceanografía, señaló que es necesario enfocarse en los casos de éxito a nivel nacional para buscar la forma de replicarlos.
Como ejemplo citó al Parque Nacional Cabo Pulmo, en la región del Mar de Cortés de Baja California Sur, que logró modificar por completo sus dinámicas de explotación pesquera al enfocarse en el turismo de buceo ecológicamente sustentable.
De acuerdo con sus datos, el cambio de enfoque productivo hacia el turismo logró un aumento de 463 por ciento en la biomasa de peces y trajo una derrama de 3 millones de dólares por turismo hacia la localidad, con un efecto incluso en el descenso de la delincuencia y la inequidad social.
“Necesitamos otros mil Cabo Pulmos”, advirtió el ecólogo, quien realizó un estudio sobre la factibilidad de replicar este fenómeno.
“Hicimos un grid (una red) para buscar si hay comunidades que tienen características específicas que pueden ser semejantes a Cabo Pulmo”, anunció.
El resultado fue que existen numerosas zonas costeras en México donde, de la mano de diversas comunidades, pueden llevarse a cabo fenómenos como el estudiado.
En un ambiente de discusión académica y de compartir datos con los colegas de distintas áreas, Un día por los mares incluyó también mesas de discusión sobre la relación entre la industria del buceo y la conservación, y sobre el financiamiento de proyectos para la protección de la biodiversidad marina.
También organizado por el Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación A.C., el encuentro tuvo la presentación de una nueva iniciativa denominada “México Marino”.
Así, con el tiempo corriendo para lograr la meta del 2030, los científicos y académicos aseguraron que buscarán que este evento se repita anualmente hasta llegar al año señalado por la ONU.