Ante el acoso del crimen organizado, para importadores de mercancías en la frontera norte del País hay dos caminos: o pagan extorsión o dejan de importar.
Y, si se intenta importar sin pagar el moche adicional al arancel legal, se corre el riesgo de que les roben los productos o que sufran represalias personales.
“La gente tiene miedo y no te queda más que hacer lo que te piden o no importar nada”, lamentó un empresario.
El clima de terror en la frontera de Tamaulipas se agravó tras el homicidio, el 30 de julio pasado, de Julio Almanza Armas, presidente de la Federación Estatal de Cámaras de Comercio (Fecanaco) en Tamaulipas y vicepresidente nacional de la Concanaco, que en reiteradas ocasiones denunció la corrupción en Aduanas.
En los meses previos al homicidio, Almanza denunció públicamente el agravamiento de la corrupción en las Aduanas a un nivel nunca visto a pesar de la vigilancia militar.
“Cuando los militares asumieron el cargo de las Aduanas pensamos que la corrupción iba a desaparecer, pero no. La fomentaron y se incrementó”, afirmó Almanza en entrevista el 25 de junio, un mes antes de su asesinato.
Grupo REFORMA publicó ayer cómo el crimen organizado cobra cuotas extras por importaciones legales que pagan impuestos al Gobierno en las Aduanas de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Tijuana y Ciudad Juárez.
Incluso, los delincuentes cuentan con un catálogo de 215 productos con las tarifas a cobrar y, si algún producto no aparece en la lista, se exige factura y foto para definir el moche.
“Cuando te traes maquinaria, por ejemplo, la agencia aduanal te cobra los impuestos, el arancel, etcétera”, dijo una fuente, “pero aparte te ponen una cuota extra de 500 dólares”.
Las fuentes señalaron que, a raíz del asesinato de Almanza, ya prefieren pagar la cuota, en lugar de denunciar estas prácticas ilegales.
“Antes nomás cobraban cuota por giros negros, digamos, cigarros, alcohol, huachicol, pero ahora te cobran por todo, hasta por alimentos”, señaló un informante.