Tampa, Florida.- El huracán Milton se adentró el jueves en el océano Atlántico tras atravesar Florida, donde dejó a más de 3 millones de personas sin electricidad y engendró una gran cantidad de tornados. El meteoro causó al menos cinco muertes y agravó los estragos causados por Helene, aunque evitó el impacto directo en Tampa.
El meteoro viró hacia el sur en las últimas horas y tocó tierra el miércoles por la noche en Siesta Key, a 112 kilómetros (unas 70 millas) al sur de Tampa. Aunque provocó graves daños y el nivel del agua podría seguir aumentando durante días, el gobernador Ron DeSantis señaló que no era “el peor de los casos”.
Al parecer, la mortífera marejada ciclónica que se temía en Tampa no se materializó, aunque la situación del área sigue siendo de gran emergencia. La tormenta provocó hasta 45 centímetros (18 pulgadas) de lluvia en algunas partes del área, según el gobernador.
DeSantis señaló que la peor marejada ciclónica parecía haber ocurrido en el condado de Sarasota, donde fue de 2,5 a 3 metros (8 a 10 pies) más baja que en el peor de los lugares durante el huracán Helene.
“Comprenderemos mejor la magnitud de los daños conforme avance el día”, dijo. “La tormenta tuvo una gran magnitud pero, afortunadamente, no fue el peor de los casos”.
Al amanecer del jueves, las autoridades hicieron hincapié en que el peligro no ha pasado: se emitieron advertencias de marejada ciclónica en gran parte de la costa en la zona este-centro de Florida, y hacia el norte, en Georgia, y se emitieron advertencias de tormenta tropical en las costas de Carolina del Sur. Funcionarios de los condados de Hillsborough, Pinellas, Sarasota y Lee, muy afectados por el huracán, pidieron a la población que permaneciera en casa y reportaron la caída de cables eléctricos y árboles en las calzadas, así como puentes cortados e inundaciones.
“Les avisaremos cuando sea seguro salir”, dijo en Facebook Chad Chronister, jefe de la policía del condado Hillsborough, donde está Tampa. La tormenta cortó el suministro eléctrico en gran parte del estado y dejó más de 3,2 millones de hogares y negocios sin luz, de acuerdo con poweroutage.us, que monitorea apagones.
Tropicana Field, el estadio de los Rays de Tampa Bay de la MLB, ubicado en St. Petersburg, sufrió daños graves. La lona que sirve de cúpula en el edificio quedó hecha jirones por los potentes vientos. Por el momento se desconocía si había daños en el interior de la infraestructura. Antes de la tormenta, un grupo de socorristas fue retirado de un área de espera que había en el sitio.
Varias grúas también fueron derribadas por la tormenta.
Los residentes de St. Petersburg también se quedaron sin agua corriente luego de que la rotura de una tubería principal obligó a las autoridades a cortar el servicio. El alcalde, Ken Welch, había avisado de la posibilidad de grandes apagones y del cierre del saneamiento.
Justo tierra adentro de Tampa, las inundaciones en Plant City eran “absolutamente sorprendentes”, según el administrador de la ciudad, Bill McDaniel. Los equipos de emergencia rescataron a 35 personas durante la noche, dijo McDaniel, que calculó que habían caído unos 34 centímetros (13,5 pulgadas) de lluvia en la ciudad.
“Tenemos inundaciones en lugares y con niveles que nunca había visto, y he vivido toda mi vida en esta comunidad”, dijo en un video publicado en internet la mañana del jueves.
Antes incluso de que Milton tocase tierra, las fuertes lluvias y los tornados azotaron parte del sur de Florida el miércoles en la mañana, y la situación fue empeorando con el paso de las horas. Un tornado tocó tierra en la zona de los Everglades, que está poco poblada, y cruzó la Interestatal 75. En Fort Myers, otro posible tornado rompió ramas de árboles y destrozó la cubierta de una gasolinera.
El club de campo Spanish Lakes, cerca de Fort Pierce en la costa atlántica de Florida, resultó especialmente afectado, con viviendas destruidas y varios fallecidos.
Al menos cuatro personas murieron a causa de tornados registrados en la zona, según anunció la oficina del jefe de la policía del condado St. Lucie.
Unos 90 minutos después de tocar tierra, Milton se debilitó a huracán de categoría 2. En la madrugada del jueves el meteoro, ahora de categoría 1, tenía vientos máximos sostenidos que rondaban los 135 km/h (85mph) y abandonaba la región cerca de Cabo Cañaveral.
La tormenta golpeó una región que aún se recuperaba dos semanas después de que el huracán Helene provocara inundaciones en calles y viviendas en el oeste de Florida y dejara al menos 230 muertos en todo el sur de Estados Unidos. En muchos lugares a lo largo de la costa, los municipios se apresuraban a recoger y deshacerse de los escombros antes de que los vientos y la marejada ciclónica de Milton pudieran volver a esparcirlos y complicar cualquier daño.
Las autoridades han advertido que quienes no huyan enfrentan pocas probabilidades de sobrevivir. En las últimas horas de la tarde, algunos funcionarios dijeron que el tiempo se agotó y que quienes se quedaron debían refugiarse en sitios seguros.
Jackie Curnick dijo que luchó con su decisión de permanecer en casa, en Sarasota, justo al norte del sitio en el que la tormenta tocó tierra. Ella y su esposo comenzaron a empacar el lunes para evacuar, pero no pudieron encontrar cuartos de hotel disponibles, y los pocos que hallaron eran demasiado caros.
Con un hijo de 2 años y una bebé por nacer el 29 de octubre, Curnick dijo que había demasiadas preguntas sin responder si subían al auto y huían: dónde dormir, si podían llenar el tanque de gasolina, e incluso si podrían encontrar una ruta segura para salir del estado.
En un video que tomó durante la tormenta se muestra el aullido del viento y cortinas de lluvia azotando su piscina acristalada, mientras su hijo y su perro observaban. Los árboles se sacudían violentamente.
“La cuestión es que resulta muy difícil evacuar en una península”, dijo antes de la tormenta. “En la mayoría de los otros estados, uno puede ir en cualquier dirección para huir. En Florida, sólo hay un número limitado de caminos que conducen al norte o al sur”.
En una conferencia de prensa en Tallahassee, DeSantis explicó que se movilizó una amplia gama de recursos, incluyendo 9.000 efectivos de la Guardia Nacional de Florida y de otros estados; más de 50.000 operarios de servicios públicos llegados de lugares tan lejanos como California y patrullas de carretera que escoltaron a camiones cisterna para abastecer las gasolineras y permitir que la gente llenase sus depósitos antes de marcharse.
“Desafortunadamente, habrá víctimas mortales. No creo que haya forma de evitarlo”, afirmó DeSantis.
Las autoridades emitieron órdenes de evacuación obligatoria en 15 condados de Florida, con una población total de unos 7,2 millones de personas. En Orlando, Walt Disney World, Universal Orlando y Sea World permanecerán cerrados el jueves.
Para la noche del miércoles, más de 60% de las estaciones de gasolina de Tampa y St. Petersburg se habían quedado sin combustible, según GasBuddy, aunque DeSantis señaló que no había ningún problema con el suministro general del estado.
Las autoridades advirtieron que cualquier persona que se quedara debía valerse por sí misma, ya que no se esperaba que los socorristas arriesgaran su vida para intentar rescates en el punto más alto la tormenta.
En Charlotte Harbor, a unos 160 kilómetros (100 millas) al sur de Tampa, las nubes se arremolinaban y los vientos soplaban fuertemente mientras Josh Parks llenaba su sedán Kia con ropa y otras pertenencias el miércoles. Hace dos semanas, la marejada provocada por Helene inundó el vecindario con cerca de 1,5 metros (cinco pies) de agua, y sus calles seguían llenas de muebles anegados, paneles de yeso arrancados y otros desechos.
Parks, técnico automotriz, planeaba huir a la casa de su hija y dijo que su compañera de habitación ya lo había hecho.
“Le dije que empacara como si no fuera a regresar”, dijo.