Ciudad de México.- Expertos señalaron que el próximo Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, cumple con un perfil técnico especializado en la dependencia federal, al haber sido mando y jefe policial.
No obstante, advirtieron que tendrá retos importantes como la eventual transferencia de la Guardia Nacional a la Sedena, que le restará control operativo a la SSPC, y la reorientación de la política de seguridad.
Ernesto López Portillo destacó que será la primera vez que la SSPC -creada durante el Gobierno de AMLO- será encabezada por un perfil técnico, no político.
“Esto es importante porque hemos estado por muchísimo tiempo exigiendo que la seguridad tenga a personas que están especializadas. Esto hace una diferencia mayor”, consideró el especialista.
“Punto número dos, es un civil y esto representa un posible cambio en la conducción de la política de seguridad pública, y digo posible porque está por verse cómo se va a resolver la entrega de la Guardia Nacional a la Sedena”.
Indicó que se puede dar un escenario de “contradicción mayor” pues, por un lado, la SSPC está facultada para liderar la política de seguridad, pero, por otro, está la Sedena absorbiendo a una GN que es civil en la Constitución, pero militar en la práctica.
“Sí estamos ante un posible escenario de colisión de liderazgos, civil y militar, que podrían construir acuerdos de coordinación, (…) pero la pregunta es quién manda, quién dirá la última palabra de las políticas de seguridad pública federal, que para eso fue creada la Secretaría”, apuntó.
“Mi predicción, mi hipótesis, es que la Sedena intentará imponer su forma de entender, su forma de diagnosticar y su forma de operar la seguridad pública. Intentará la Sedena imponerlo dado que tendrá toda la fuerza operativa concentrada en ella”.
El experto en seguridad pública y reforma policial planteó que Harfuch deberá diseñar una política que “recupere” los esfuerzos ya hechos, o bien, que inicie nuevos enfoques de prevención del delito.
“La política de seguridad federal tiene que ser completamente rediseñada, porque necesita proveerse de metodologías que permitan la comprobación de su impacto para la reducción de la violencia y la delincuencia”, añadió.
Por su parte, el académico e investigador en seguridad Carlos Mendoza calificó la designación de Harfuch como una buena decisión, pues lleva implícitas varias señales como un “desmarque” de la política de subordinación a las fuerzas castrenses.
“Poner al frente de la Secretaría a un perfil con formación policial es una buena noticia, es de alguna manera regresarle al campo de lo civil el liderazgo cuando menos programático de una dependencia estratégica”, estimó.
“La segunda es que sea una persona que tiene una formación, una carrera policial dentro de las fuerzas ordinarias, las fuerzas civiles, que cuenta con reconocimiento al interior de los cuerpos federales y que también ha tenido experiencia en el orden local”.
El también consultor dijo que el perfil de Harfuch también genera una expectativa favorable para “volver a los orígenes” e invertir en las corporaciones, al tiempo que se consolida la GN para combatir a la delincuencia organizada.
Mendoza coincidió en que la fuerza operativa con que contaría Harfuch sería limitada si se formaliza el traspaso de la GN a la Sedena, por lo que subrayó la necesidad de que el futuro Secretario cree células operativas de élite para hacer frente a la violencia extrema.
“Yo creo que lo que tiene que hacer, en primer lugar, es definir una estrategia, bien articulada metodológicamente, bien cimentada y eso comenzaría a establecer una diferencia”, opinó.
“Una estrategia que tenga un diagnóstico pormenorizado, que tenga diferentes programas o esferas de atención, que plantee objetivos particulares, que tenga indicadores y métricas para ir supervisando el trabajo”.
“Me parece que tiene que recuperar los instrumentos de la arquitectura institucional de seguridad pública que se crearon desde 1995, y que en esta administración simple y sencillamente se desdeñaron”, añadió.
Para Francisco Rivas, presidente del Observatorio Nacional Cuidando de Seguridad, Harfuch está preparado y cuenta con experiencia suficiente en el sector, por lo que, potencialmente, tiene las credenciales para hacer un buen trabajo.
“El tema, y allá empiezan los peros, es en qué contexto; por un lado, hay un diagnóstico que habla de que todo está bien en el país (…) y si ese es el diagnóstico hay un problema. Por otro lado, está el factor Plan C”, advirtió.
“(Se) mandará la Guardia a la Sedena y ese no es un tema menor porque, si una de las funciones sustantivas de la secretaría es el combatir los delitos, cómo va a combatirlos si no cuenta con el brazo operativo para hacerlo”.
Si a Harfuch le va a tocar articular la política de seguridad, insistió Rivas, cómo va a hacerlo si no tiene el control de la Guardia.
“La Guardia es un elemento clave para que la Secretaría (de Seguridad) se dedique a combatir los delitos, si no, va a ser otra cosa. Yo no sé si lo que piensen es hacer de la Secretaría un ‘súpercisen’, sería otra cosa, pero entonces que lo digan”, agregó.
“Plan no hay, entonces más bien sería por primera vez tener una estrategia de seguridad en los últimos años. Si hace lo mismo, no se van a tener resultados diferentes, (…) y los resultados son 200 mil muertos, un aumento en el control territorial de la delincuencia, 52 mil desaparecidos”.