Guerrero.- El huracán ‘Otis’, que el pasado 25 de octubre devastó Acapulco y Coyuca de Benítez, alteró la dinámica delictiva en Guerrero y expandió a los grupos que operaban en el puerto a la capital del Estado y a la zona de Tierra Caliente, de acuerdo con un reporte de Integralia.
El documento, titulado “La huella de Otis en Acapulco”, señala que tras el impacto del fenómeno meteorológico hubo reducción de algunos delitos e incrementó en otros, ya que la economía –en su conjunto– se vio modificada.
“El huracán Otis alteró la dinámica criminal en Guerrero, reduciendo significativamente delitos de alto impacto, como extorsiones y homicidios; pero al mismo tiempo generó un ambiente propicio para un marcado incremento en los robos. La disrupción del huracán posiblemente dispersó las actividades criminales hacia nuevas áreas, causando conflictos entre grupos delictivos en regiones como Chilpancingo y Tierra Caliente”, indica.
El colapso de las economías locales, detalla, afectó las actividades de organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación, la Familia Michoacana y el Cártel Independiente de Acapulco.
“Delitos como el narcomenudeo y la extorsión mostraron reducciones de más del 50% durante el último trimestre de 2023, aunque, por otro lado, se registró un incremento de los robos, posiblemente motivado por la falta de vigilancia y la ola de saqueos desarrollados en los días y semanas siguientes al paso de Otis”, señala.
Después del huracán, expone, se incrementó la violencia y la inseguridad en Chilpancingo y Tierra Caliente lo que hace suponer que los grupos delictivos entraron en disputa por el control de esas zonas.
“Una posible explicación de este fenómeno es que los grupos criminales expandieron sus actividades hacia otros territorios para compensar, inicialmente, la suspensión de actividades en Acapulco y evitar la llegada de las fuerzas armadas en la zona de desastre”.
“Lo anterior no solamente habría propiciado mayor violencia entre grupos criminales, sino también un incremento de la incidencia delictiva y otras actividades ilícitas no reportadas por las cifras oficiales, como el cobro de piso o el control violento de las rutas de transporte público”, explica.
En Guerrero, señala, la Guardia Nacional incrementó su despliegue de 5 mil 120 a 14 mil 620 elementos, de los cuales, alrededor de 10 mil están concentrados en Acapulco.
Durante los primeros meses, resalta, dicha estrategia parece haber surtido efecto, al menos de manera marginal, a favor de la reducción de los robos, no obstante, tras el inicio de 2024 se registró un incremento de extorsiones y homicidios.
“Del mismo modo, en marzo se hicieron virales videos en redes sociales en donde se observa cómo miembros del crimen organizado castigan violentamente a operadores del transporte público en Acapulco, por no ‘reportar sus actividades’ y no ‘portar uniforme completo’, es decir, por no seguir sus reglas.
“Lo anterior muestra cómo, a pesar de la fuerte presencia del Ejército y la Guardia Nacional, el crimen organizado se apropió de nueva cuenta de la explotación de las economías locales. Situación que podría recrudecer en los próximos meses pues Guerrero atraviesa una profunda crisis de gobernabilidad que ha motivado un cambio abrupto de los titulares de las instituciones de seguridad y procuración de justicia, lo que no augura necesariamente mayor eficacia en el combate al crimen organizado”, advierte.