Durante el foro virtual “Biotecnología. Impactos futuros para el país”, la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería, A.C. (SMBB) se pronunció a nombre de investigadores y científicos en la materia para denunciar que la biotecnología moderna intenta ser desacreditada con claros sesgos y tintes ideológicos por parte del gobierno federal, esto de acuerdo con el portal de ciencia y tecnología.

Asimismo, reconocieron como incomprensible e inaceptable que la biotecnología haya sido eliminada discrecionalmente como una de las áreas que conforman el Sistema Nacional de Investigadores, de acuerdo con el nuevo reglamento impuesto por las autoridades del CONACyT, sin ninguna consulta a la comunidad biotecnológica.

En el mismo evento, realizado el 5 de noviembre de 2020 y que se transmitió a través del canal de Youtube de la Cámara de Diputados, los representantes de la SMBB solicitaron el apoyo del Congreso de la Unión para impulsar claramente en el Presupuesto de Egresos de la Federación un decidido apoyo a la biotecnología, tanto en los aspectos de investigación y desarrollo, como en la promoción de la industria biotecnológica nacional.

En un pronunciamiento leído por presidente de la SMBB, Jaime Ortega, se comunicó que es crucial brindar un decidido apoyo a la generación de nuevas empresas de base biotecnológica, a través de estímulos a la innovación, que permitan a tales empresas mexicanas, desarrollarse, ser competitivas internacionalmente y contribuir cada vez más al desarrollo económico de México.

“Aunque entendemos que no es atribución del Congreso, apelamos a la sensibilidad de nuestros representantes para apoyar nuestra exigencia de que la Biotecnología sea restituida como un área dentro del Sistema Nacional de Investigadores”.

En México hay cerca de 9 mil investigadores activos en biotecnología, es decir, una tercera parte de la investigación nacional. En el país se ofrecen actualmente 614 programas de estudio a nivel licenciatura con enfoque biotecnológico, así como 320 posgrados distribuidos por todo el territorio nacional con una matrícula superior a los 7 mil alumnos.

Existen cerca de 500 empresas de base biotecnológica con sede en México, de las cuales, 33 por ciento se encuentran en el segmento de la salud, 19 por ciento en el de la industria en general, 14 por ciento en el sector de alimentos, 13 por ciento en el del medio ambiente y el resto en otras áreas y, en conjunto tienen una enorme importancia para el desarrollo nacional.

Durante el Foro, los científicos hicieron público que la desacreditación se ha centrado en el papel que han jugado las grandes corporaciones transnacionales, pero se ha desdeñado lo que están haciendo los biotecnólogos y las empresas mexicanas que trabajan en estas áreas y se ignora que en muchos países son las empresas nacionales las que definen la política tecnológica al respecto.

“Los biotecnólogos del país rechazamos la campaña de desprestigio y de intentos de dispersión de la biotecnología mexicana, que el gobierno federal ha estado promoviendo. Manifestamos nuestra disposición para asesorar al Congreso en los aspectos que sean necesarios para la emisión de leyes relacionadas con los diferentes aspectos de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, involucradas en la biotecnología.

“Es importante difundir ampliamente los beneficios que la biotecnología ya está proporcionando a la población mexicana, para que la sociedad tenga información fidedigna y que no sólo se escuche la campaña de desprestigio que se ha orquestado para desacreditar a la biotecnología en general e ignorando o minimizando los logros de la biotecnología mexicana (tanto de académicos como de empresas) y su papel para contribuir al desarrollo del país”.

Igualmente se solicitó al Congreso de la Unión que escuche la voz de la comunidad científica y tecnológica en la discusión de la iniciativa de Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación que deberá presentarse pronto en el Congreso.

“En particular, pensamos que debe prevalecer la Ley de Bioseguridad que actualmente está vigente y que establece el modo de actuar de la CIBIOGEM (Comisión Intersecretarial de Organismos Genéticamente Modificados) como una entidad independiente”.

Los biotecnólogos reconocieron su responsabilidad de llevar los beneficios de esta área del conocimiento a la sociedad mexicana y se comprometieron a trabajar en el diseño de políticas públicas que promuevan la biotecnología en el país.

“Nos comprometemos a trabajar en estrategias de comunicación con la sociedad, de forma que puedan entender el trabajo que desarrollan los biotecnólogos y a discutir con franqueza cualquier tema que pueda causar preocupación”.

Como parte de su intervención, Jaime Ortega subrayó que la biotecnología seguirá su desarrollo en el mundo y su desacreditación en el país solamente aumentará el rezago y dependencia tecnológica. “El mayor riesgo para el país es no utilizar, promover y desarrollar la biotecnología”.

Brenda Valderrama, presidenta de la Academia de Ciencia de Morelos, solicitó reactivar el presupuesto para programas de apoyo a innovación de pequeñas y medianas empresas y crear alternativas a los fideicomisos para recuperar la inversión multianual.

El vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Antonio Seade Kuri, destacó el trabajo de los biotecnólogos mexicanos, quienes durante la pandemia estudian la caracterización genómica de los virus, el desarrollo de vacunas, pruebas de diagnóstico y búsqueda de agentes terapéuticos.

Por su parte, Laura Palomares, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, indicó que México está a la deriva en materia de biotecnología y salud, y depende de los mercados internacionales para tener las vacunas del cuadro básico, debido a la falta de coordinación económica y políticas públicas que fomenten su producción. “Los brotes de sarampión en el país están relacionados a la falta de inmunización”, subrayó.

En el tema de Biotecnología y Seguridad Alimentaria, Alfredo Herrera, director de la Unidad de Genómica Avanzada-Langebio, Cinvestav, señaló que se debe impulsar el desarrollo biotecnológico del país, de lo contrario aumentará la dependencia tecnológica y alimentaria; habrá menor competitividad; la pobreza será mayor y más precaria; aumentará el deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad.

A su vez, Mayra Pérez Tapia, la investigadora del IPN, consideró que es importante fomentar la creatividad de las empresas. “Las terapias de vanguardia contra tumores y las vacunas requieren para su desarrollo de una inversión fuerte que tiene que venir del Estado y promovida por empresas privadas que puedan coinvertir”.