Xiaomi suele provocar bastante espectáculo con los precios de sus productos. Ha vuelto a hacerlo con el Mi Note 8 Pro, un teléfono que hemos tenido la ocasión de probar durante varios días para ver hasta que punto merece pagar por él los 249 euros que cuesta. Tenemos pocas dudas que con ese precio se venderá bien.

Tengamos en cuenta de que estamos hablando de un teléfono que dispone de algunas de las características que se esperan de un teléfono de la gama alta, que normalmente superan los 600 u 800 euros. Aunque también hay carencias importantes que lo sitúan en una gama más modesta y mucho más acorde con su precio.

Su aspecto más llamativo, al menos a nivel promocional, es su sistema de cámaras. Es uno de los primeros teléfonos que cuentan con un sensor de imagen de 64 megapíxeles en su cámara principal. Utilizando la tecnología de apilar cuatro píxeles el tamaño de cada pixel virtual es de 1.6 micras. Una buena cifra para captar correctamente la luz para un teléfono móvil, al menos en teoría. Porque la práctica nos ha demostrado que Xiaomi aún puede hacer un mejor trabajo en el procesado de la imagen.

Cuenta con una pantalla con resolución FHD+ de 6,5 pulgadas y tecnología HDR que se ve bien, aunque sin ser de lo mejor que hay en el mercado como era de esperar. El terminal es resistente a salpicaduras, su batería es una de las de mayor capacidad que hemos visto en un teléfono (4.500 mAh) y se acompaña de un eficaz sistema de carga de rápida, tiene 6 gigas de memoria y equipa 128 gigas de almacenamiento. Dos muy buenas cifras para este rango de precios. El procesador es un Mediatek Helio G90T, tiene un nivel óptimo de rendimiento. Al menos si no pedimos milagros.

Este último componente puede suscitar algunas dudas. El hecho de que el teléfono equipe un procesador que no es de Qualcomm puede provocar problemas de cara a recibir actualizaciones de Android, pues la tecnología de los Snapdragon de Qualcomm facilita la implementación de nuevas versiones del sistema operativo. El teléfono cuenta con Android 9 de serie con la capa de personalización MIUI 10, que incluye modo oscuro.

El teléfono cuenta con un sistema de refrigeración líquido. Hay algunos usuarios que en foros especializados y en Youtube se han quejado de que el teléfono alcanza temperaturas elevadas por culpa del procesador. Es cierto que en nuestra prueba hemos percibido cierto calor al tenerlo entre las manos durante un largo rato, pero nada demasiado molesto. Aunque no lo hemos usado para jugar durante largos periodos de tiempo. Que quizá es dónde se pueda dar un problema más acusado.

Al margen de cuestiones técnicas, lo cierto es que el teléfono tiene un buen rendimiento. No hemos percibido ninguna inestabilidad ni falta de fluidez al usarlo. Incluso teniendo varias aplicaciones abiertas a la vez. Suponemos que esos 6 gigas de memoria ram tienen algo que ver en esto.

El teléfono no despunta por la originalidad de su diseño ni resalta por una construcción exquisita. Digamos que estamos ante un terminal con un aspecto bastante típico, pero que se siente bien en las manos. Eso sí, también es contundente. No en vano pesa 200 gramos, que es una cifra elevada para un smartphone. Pero tampoco hay que echarse las manos a la cabeza por este dato.