Monterrey.- Las refinerías de Pemex no cumplen las normas oficiales del Gobierno federal para capturar el dióxido de azufre (SO2) que producen, revela un estudio de Francisco Barnés de Castro y Alejandro Villalobos Hiriart.

El análisis que realizaron los especialistas sobre los informes mensuales de Pemex y la Sener de la producción de azufre de sus seis refinerías no deja dudas: las plantas envenenan el ambiente.

En 2006, la Semarnat emitió una norma oficial respecto a la recuperación de azufre en las refinerías, que debe de ser igual o mayor al 90 por ciento de sus emisiones, lo que no se cumple, como revelan datos de 2023:

• Cadereyta recuperó 26 por ciento del dióxido de azufre que produjo, emitiendo 282 toneladas por día de este gas dañino a la atmósfera.

• Ciudad Madero recuperó 13 por ciento, emitiendo 192 toneladas por día.

• Salamanca recuperó 6 por ciento, emitiendo 98 toneladas por día.

• Minatitlán recuperó 4 por ciento, emitiendo 775 toneladas por día.

• Salina Cruz recuperó 2 por ciento, emitiendo 278 toneladas por día.

• Tula recuperó un ínfimo 1 por ciento del dióxido de azufre que produjo, contaminado la atmósfera con 409 toneladas por cada 24 horas.

El dióxido de azufre es un gas incoloro, irritante y con un olor penetrante.

La exposición directa al SO2 representa graves riesgos para la salud, ya que pasa directamente al sistema circulatorio a través de las vías respiratorias.

“En las nuevas refinerías, como el proyecto Dos Bocas, la obligación es de un 95 por ciento”, aclaró en entrevista Barnés, quien fue subsecretario de Energía en la Administración del priista Ernesto Zedillo.

La evidencia de los datos es incontrovertible: las seis refinerías apenas capturan entre el 1 y el 26 por ciento del SO2 que producen y en total envenenan al ambiente con ¡2 mil 033 toneladas todos los días, incluyendo fines de semana y días festivos!

Y el envenenamiento de las refinerías podría ser mucho peor.

El también ex Rector de la UNAM y ex comisionado de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) advirtió junto con Villalobos que su estimación no incluye las emisiones de SO2 generadas por el empleo de combustóleo en las propias refinerías.

“Todas, no nada más la de Cadereyta, todas están emitiendo cantidades inauditas de dióxido de azufre a la atmósfera, altamente tóxico, porque genera partículas finas que van directo a los pulmones, lluvia ácida que corroe el medio ambiente de la zona y que es visible en superficies metálicas”, añadió Barnés.

Son dos factores a los que atribuye el problema.

Uno es la inoperancia de las plantas de captura de azufre.

El otro es el uso de combustibles pesados, cuando las refinerías mexicanas fueron diseñadas para procesar crudos ligeros, con menor contenido de azufre, pero que Pemex tendría que importar, algo que la actual Administración  rechaza por un criterio ideológico relacionado con la “soberanía” nacional.