Ciudad de México.- Diana Carolina Rojas Sánchez viajó tres horas para formarse en la fila de aspirantes a ingresar a las filas de la aerolínea Mexicana de Aviación. De la mano de su madre, la señora Victoria, esperó otras 12 horas por una oportunidad para “emprender el vuelo”.

La mujer, de 28 años, partió en la madrugada desde su hogar en el Municipio de Ozumba, Estado de México, pero ni la desvelada le ayudó contra la larga espera, pues -al llegar- ya había personas esperando.

En redes sociales se reportó que, desde el martes por la noche, aspirantes a los puestos de pilotos y sobrecargos en la empresa que controlará el Ejército pernoctaron para asegurar una entrevista laboral.

De acuerdo con la convocatoria, el horario para el reclutamiento de los postulantes a sobrecargos era de las 10:00 a las 13:00 horas, pero a las 18:30 horas Diana aún esperaba a ser llamada. Junto a ella había otras 60 personas más en un hotel ubicado en el sur de la Ciudad de México.

Pese a las horas, ella tenía el maquillaje intacto y su mamá, “Vicky”, le acomodaba su uniforme y los aretes de avión que llevaba. Aunque intentó estar de pie, por momentos el cansancio la vencía y la obligaba a sentarse en las escaleras, con el miedo de estropear su arreglo, que cuidaba con celo al afirmar que la presentación es indispensable en ese trabajo.

Ella laboró en Volaris hasta junio pasado, pero le tocó el recorte de personal. Asegura que las horas de espera valen la pena por la esperanza de volver a trabajar “en el aire”, algo que soñó desde los 11 años y representó un orgullo. De dónde viene, hay gente que -aún anciana- no ha viajado en un avión.

“Trabajé para pagar mi carrera, era mi sueño y me titulé. Mis compañeros sabían que trabajaba de empleada doméstica y me hacían bullying por eso, pero a mí no me importó, yo no me avergüenzo de mi origen humilde porque mi madre me enseñó a luchar, y ella viene conmigo porque ella luchó pese a la falta de recursos para que yo estudiara”, cuenta.

“Soy de provincia y, de donde vengo, las niñas se admiran cuando les digo que trabajé en un avión, porque para ellas eso es muy lejano. Vale la pena (la espera) porque Mexicana es una aerolínea que fue de las tres mejores en el mundo, es una aerolínea con historia y me gustaría ser parte de esta historia”.

Luis Mauricio Guzmán Barbosa y Erik Aguirre Sánchez llegaron a las 7:00 horas, pero la noche los encontró esperando su turno con sus papeles en mano. Sabían que llevaban todos los documentos, pero revisaban una y otra vez sus portafolios con ansiedad, perfeccionismo y la emoción de convertirse en sobrecargos.

“Hay muchos que tenemos pasión por la aviación y vale la pena intentar retomar el vuelo”, externa Erik de 40 años.

El llamado para los aspirantes a piloto fue de las 15:00 a las 18:00 horas, pero desde las 5:00 horas había fila. Hacia las 19:00 horas sólo había dos mujeres formadas, una de ellas era Laura Cuenca, de 22 años.

La lluvia cayó y los candidatos corrieron a guarecerse para que el agua no les quitara la buena presentación que no logró arrebatarles el paso de las horas. En las charlas, durante la espera, preguntaban dónde habían estudiado; la mayoría contestó que en escuelas privadas.

“Mira, algunos huyeron de estudiar en el Ejército y queremos trabajar ahora en una empresa administrada por militares”, rió Manuel, que se postuló con la esperanza de “emprender el vuelo” el próximo 2 de diciembre, cuando se espera que la nueva Mexicana de Aviación inicie formalmente operaciones.